MALAGA HOY
Algunos profesionales se aseguran así cuatro años de empleo pese a la escasez de oferta laboral en la sanidad pública y la privada
Siempre ha habido médicos que cursaban una segunda especialidad. En ciertos casos por mero interés formativo y en otros, porque no habían podido estudiar la especialidad que querían en el primer intento. Pero nunca como ahora se ha dado un fenómeno: cursar un segundo MIR como salida laboral. Pedro Moya, representante de los MIR por el Colegio de Médicos de Málaga, explica la causa: "Porque la salida laboral está peor que nunca". De hecho, relata que los profesionales que terminaron la especialidad en mayo pasado están con contratos precarios en la sanidad pública, trabajando en varios sitios de la sanidad privada a la vez, en el extranjero o en el paro.
Ignacio Leiva es especialista en Cirugía Digestiva y ahora está cursando Medicina de Familia. "Panorama no tengo ninguno", responde cuando se le pregunta cómo ve su futuro cuando termine su segunda especialidad la próxima primavera. Es malagueño. Cuando acabó la primera especialidad tenía empleo, pero fuera de Málaga. No quiso irse, así que intentó un segundo MIR y lo consiguió. "Aún no he sondeado nada para cuando acabe, pero no tengo esperanzas de conseguir nada fijo. Voy a tener que contentarme con contratos eventuales", admite.
Medicina es la carrera más larga de la formación universitaria. Son seis años de carrera más cuatro o cinco de residencia, según la especialidad. O sea, diez u once años de estudios si se hace un MIR. Si son dos, se pone en 15 ó 16 años de hincar los codos. "Desde 2008 está siendo cada vez más frecuente que haya médicos que estudian una segunda especialidad porque hay muchos profesionales parados", sostiene Ignacio. Y advierte: "Cada vez el MIR se va a poner más difícil [de aprobar]". Otro problema es que también los que cursan una segunda especialidad bloquean el paso a otros médicos que no tienen ninguna.
Pero el mercado laboral está muy mal. Evidentemente, para todos los trabajadores. Pero Pedro Moya habla del que conoce; el sanitario. Cuenta que en el Hospital Clínico, este verano algunos MIR tuvieron la suerte de conseguir algunos contratos en Urgencias. Pero las vacaciones de seis adjuntos al 100% se suplieron, asegura, con seis residentes contratados al 30%.
El portavoz de los residentes en el Colegio de Médicos añade que hace dos o tres años, aunque no hubiera muchos contratos en la sanidad pública, los profesionales se colocaban en clínicas privadas. Pero después de dos años sucesivos con el grifo del SAS cerrado, también la sanidad privada está copada. De modo que poca salida laboral hay en ese sector y en la pública hay contados contratos y, como mucho, al 75% de la jornada laboral.
Moya termina su formación como médico nuclear en mayo del año que viene. Dice que prefiere quedarse en España, pero que si no tiene trabajo aquí, optará por emigrar antes que cursar una segunda especialidad. Además, indica que ahora empezarán a notarse con más crudeza los efectos de la falta de empleo. La razón es que durante los meses de verano, aunque sea con cuentagotas y en precario, han salido algunos contratos tanto en la sanidad pública como en la privada. Pero ahora empiezan a irse profesionales al paro puro y duro.
Cursar un segundo MIR supone un retroceso salarial. Los facultativos que están formándose en una especialidad van incrementando su sueldo a medida que superan cada año. Así, un R4 (residente de cuarto) cobra más que un R1 (residente de primero). Comenzar una segunda residencia supone descender de unas retribuciones de R4 a otras de R1. "Pero con un segundo MIR se aseguran cuatro años de un contrato al 100%", precisa Moya. Aunque en la actualidad, ya con menos guardias, que es lo que eleva la nómina de los residentes. Debido a los recortes, ahora hacen menos guardias, lo que supone una merma salarial de 500 a 600 euros mensuales.
Ignacio Leiva es especialista en Cirugía Digestiva y ahora está cursando Medicina de Familia. "Panorama no tengo ninguno", responde cuando se le pregunta cómo ve su futuro cuando termine su segunda especialidad la próxima primavera. Es malagueño. Cuando acabó la primera especialidad tenía empleo, pero fuera de Málaga. No quiso irse, así que intentó un segundo MIR y lo consiguió. "Aún no he sondeado nada para cuando acabe, pero no tengo esperanzas de conseguir nada fijo. Voy a tener que contentarme con contratos eventuales", admite.
Medicina es la carrera más larga de la formación universitaria. Son seis años de carrera más cuatro o cinco de residencia, según la especialidad. O sea, diez u once años de estudios si se hace un MIR. Si son dos, se pone en 15 ó 16 años de hincar los codos. "Desde 2008 está siendo cada vez más frecuente que haya médicos que estudian una segunda especialidad porque hay muchos profesionales parados", sostiene Ignacio. Y advierte: "Cada vez el MIR se va a poner más difícil [de aprobar]". Otro problema es que también los que cursan una segunda especialidad bloquean el paso a otros médicos que no tienen ninguna.
Pero el mercado laboral está muy mal. Evidentemente, para todos los trabajadores. Pero Pedro Moya habla del que conoce; el sanitario. Cuenta que en el Hospital Clínico, este verano algunos MIR tuvieron la suerte de conseguir algunos contratos en Urgencias. Pero las vacaciones de seis adjuntos al 100% se suplieron, asegura, con seis residentes contratados al 30%.
El portavoz de los residentes en el Colegio de Médicos añade que hace dos o tres años, aunque no hubiera muchos contratos en la sanidad pública, los profesionales se colocaban en clínicas privadas. Pero después de dos años sucesivos con el grifo del SAS cerrado, también la sanidad privada está copada. De modo que poca salida laboral hay en ese sector y en la pública hay contados contratos y, como mucho, al 75% de la jornada laboral.
Moya termina su formación como médico nuclear en mayo del año que viene. Dice que prefiere quedarse en España, pero que si no tiene trabajo aquí, optará por emigrar antes que cursar una segunda especialidad. Además, indica que ahora empezarán a notarse con más crudeza los efectos de la falta de empleo. La razón es que durante los meses de verano, aunque sea con cuentagotas y en precario, han salido algunos contratos tanto en la sanidad pública como en la privada. Pero ahora empiezan a irse profesionales al paro puro y duro.
Cursar un segundo MIR supone un retroceso salarial. Los facultativos que están formándose en una especialidad van incrementando su sueldo a medida que superan cada año. Así, un R4 (residente de cuarto) cobra más que un R1 (residente de primero). Comenzar una segunda residencia supone descender de unas retribuciones de R4 a otras de R1. "Pero con un segundo MIR se aseguran cuatro años de un contrato al 100%", precisa Moya. Aunque en la actualidad, ya con menos guardias, que es lo que eleva la nómina de los residentes. Debido a los recortes, ahora hacen menos guardias, lo que supone una merma salarial de 500 a 600 euros mensuales.
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